¿Cómo manejar la falta de motivación de un niño por la sesión psicológica?

La motivación del niño determina el nivel de empirismo colaborativo y descubrimiento guiado. Los pequeños muy evitativos y poco motivados suelen reaccionar intensamente cuando creen que les están controlando. los enfoques prescriptivos y abiertamente directivos encontrarán obstáculos comprensibles en niños recalcitrantes. Cuando nos aproximamos a un pequeño recalcitrante ejerciendo demasiada presión, es probable que se distancie. Pero si encontramos una forma de invitarle a entrar en la aventura colaborativa, conseguiremos que se implique. La siguiente transcripción ilustra una actitud potencialmente útil con una joven ostensiblemente desmotivada llamada Claudia.

  • Claudia: Te estoy diciendo, no voy a hablar.
  • Terapeuta:  Ya veo, Dime qué es lo que hace que no quieras hablar.
  • Claudia: (Mirada huraña y silencio).
  • Terapeuta: Bueno, los cincuenta minutos se nos pueden hacer muy largos.
  • Claudia: (Sonrisa irónica).
  • Terapeuta: La verdad es que pareces más interesada en pelear conmigo que en trabajar conmigo. Estoy intentando imaginar una forma de que podamos trabajar juntos. ¿Qué te parece?
  • Claudia: (Mirada fija).
  • Terapeuta (Se detiene unos instantes): Bueno, estoy un poco atascado, no sé qué hacer. ¿Deberíamos dejarlo aquí?
  • Claudia: (Sonríe y se encoge de hombros).
  • Terapeuta (Sonríe): Me tomaré eso como un «No estoy segura» o «No me importa».
  • Claudia: (Vuelve a encogerse de hombros).
  • Terapeuta (hace una pausa): Creo que tenemos que desarrollar esto un poco más.
  • Claudia: (Suspira y hace rodar los ojos).
  • Terapeuta: Me tomaré eso como que esto te revienta. Chica, me está costando. Sí que me estás haciendo trabajar. ¿Qué tal lo he hecho hast ahora?
  • Claudia: (Se encoge de hombros).
  • Terapeuta: Necesitamos otra clave. ¿Estarías dispuesta a decir simplemente «sí» o «no»?
  • Claudia: (Se encoge de hombros).
  • Terapeuta: Vale, no estás segura. ¿Y si me haces alguna señal? Como asentir así con la cabeza si piensas que «Sí» y negar con la cabeza si piensas que «No». ¿Estarías dispuesta a hacer eso?
  • Claudia: (Se encoge de hombros y mira fijamente).
  • Terapeuta: Que no estás segura, supongo. ¿Deberíamos vernos una vez más cada semana?
  • Claudia: (Agita la cabeza con fuerza a un lado y al otro).
  • Terapeuta: Bueno, eso ha quedad claro. ¿Qué señal podríamos utilizar si quisieras que dejara de hablar?
  • Claudia: (Para, sonríe, levanta el dedo corazón).
  • Terapeuta: La recordaré. De modo que tenemos una señal para «Me da igual», otra para «Sí» y otra para «Vete a la mierda». ¿Qué más podemos necesitar?

Al final, la joven empezó a utilizar estas señales con regularidad, pasando con el tiempo a verbalizar sus pensamientos y emociones. Este intercambio ilustra de qué forma, laboriosa pero finalmente productiva, la colaboración mejora la motivación. El terapeuta asumió la responsabilidad de la dirección de la sesión. De este modo, consiguió que la chica cooperara, abandonando esa posición directiva cuando la chica se implicó más en la terapia. El terapeuta no reprendió ni culpó a Claudia por su evitación. En lugar de eso, mantuvo una postura de curiosidad y desarrolló una estrategia de resolución de problemas que respetaba la evitación de la chica a la vez que la empujaba suavemente en la dirección de una mayor expresividad.

Imagen: Pixabay


Fragmento del libro: Práctica clínica de terapia cognitiva con niños y adolescentes, escrito por: Friedberg, Robert D & McClure, Jessica M.


 

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