Milagros Serrano Ortíz aún tiene los recuerdos de los sucedido durante la tormenta como destellos: los gritos de los vecinos, el agua cayendo por todos lados, estar nadando contra la corriente con su hijo. Pero la pesadilla no quedó allí, después de dos días de refugiarse en el piso de arriba de una casa del otro lado de la calle, regresó a su hogar sólo para encontrarse con lodo en todas las paredes y un hedor penetrante en todas sus pertenencias, que ahora estaban pudriéndose en el calor.
Angustiada, hace poco le confesó a un psicólogo que estaba teniendo pensamientos oscuros y temía volverlos realidad. -¿Cómo qué?- le preguntó el doctor.
Como tomar una botella entera de pastillas para «nunca despertar y dejar de sentir este dolor», respondió.
El huracán María azotó con todo lo que hubiese en su camino durante 72 horas en Puerto Rico, hecho que también afectó psicológicamente a los habitantes. Hay diversas señales de una crisis incipiente de salud mental en la isla, de acuerdo con funcionarios sanitarios, y una parte importante de la población muestra síntomas de estrés postraumático.
El aumento en casos de enfermedades mentales se dio desde antes, ante la recesión que se ha alargado durante una década y que ha tenido como resultado mayor desempleo, pobreza y separaciones familiares por el éxodo de la isla. Ahora, los funcionarios de salud y expertos en cuidado médico advierten que el María ha empeorado el problema.
Diversos puertorriqueños refieren presentar sentimientos intensos de ansiedad y de depresión por primera vez en sus vidas. Algunos presentan temores casi paranoicos de que ocurrirá otro desastre. Y quienes ya tenían alguna enfermedad mental antes de la tormenta han visto un deterioro en sus condiciones ante la falta de acceso a terapia o a medicamentos.
Cuando empieza a llover tienen episodios de ansiedad porque creen que sus casas se van a inundar de nuevo
Dijo el doctor Carlos del Toro Ortiz, psicólogo clínico que trató a Serrano Ortiz. «Tienen palpitaciones, sudor, pensamientos catastróficos. Piensan: ‘Me voy a ahogar’, ‘Me voy a morir’, ‘Voy a perderlo todo’
Los habitantes de la isla se encuentran en estado de shock y se sienten acechados por las decenas de muertes causadas por la tormenta y por cómo la sobrevivieron. El paso más importante para recuperarse del trauma, según médicos y oficiales, es retomar una rutina. No obstante, para la mayoría de los puertorriqueños eso es imposible debido a obstáculos logísticos como la escasez de agua y de electricidad o el cierre de escuelas y negocios.
Desde el 20 de septiembre, cuando la tormenta tocó tierra a las 6:15 de la mañana, ha habido más de dos mil llamadas a una línea de emergencia para crisis psiquiátricas que administra el Departamento de Salud de Puerto Rico. Esa cifra es el doble del promedio normal para un periodo menor a dos meses, y eso que muchos teléfonos ni siquiera funcionan.
Los funcionarios puertorriqueños señalan que los suicidios han aumentado (han sido reportados 32 desde el huracán) y muchas más personas que lo usual han sido hospitalizadas al considerarse que son un peligro para ellos mismos o para otros.
Del Toro refirió que, en casi dos décadas de ejercer la psicología, nunca había hospitalizado a tantas personas con pensamientos suicidas u homicidas en tan poco tiempo. De unas 2500 que han ido a la clínica desde que abrió a finales de octubre, más del 90% habían sido derivadas a revisiones de salud mental, según el médico.
Esta es una situación de emergencia, aún nos afecta y hay gente a la que todavía no hemos revisado
Esta temporada de huracanes ha causado pánico y ansiedad en los ciudadanos, además de problemas en cuanto a los recursos para contrarrestarlo, en todo el Caribe, según reportes de las Islas Vírgenes estadounidenses, de Dominica y de Antigua.
Los doctores han estado yendo puerta a puerta en las partes más afectadas de la isla y han visitado albergues de emergencia donde viven quienes perdieron sus hogares.
“Estamos intentando llegar a la gente para decirles que esta crisis pasará”, dijo Roig, “y que no deben tomar decisiones con efectos permanentes”.
La agencia también tiene una iniciativa para monitorear redes sociales y ha intervenido en algunos hogares de personas que han publicado lo que parecen ser notas suicidas.
Asimismo, hay quienes alertan de niños que no han enunciado ni una sola palabra desde la tormenta o que lloran de manera inconsolable cada vez que llueve. También hay quienes ya tenían problemas de salud mental serios que han presentado episodios maniacos y han tenido que se encerrados en habitaciones por familiares que no saben qué hacer. “La gente que tiene recetas no puede nada más ir a una farmacia”, dijo Roig. “Si van, puede que no esté abierta. Si lo está, puede que no tengan los medicamentos”.
Para Serrano Ortiz se avecina otra amenaza.
Antes de la tormenta, un escaneo de su garganta indicó que su cáncer posiblemente haya regresado. Sin embargo, no ha podido tener más información sobre su pronóstico porque las oficinas de su doctor siguen cerradas.
En la clínica de emergencia, Serrano Ortiz le dijo al doctor Del Toro que probablemente no tendrá la fuerza para enfrentarse de nuevo a la enfermedad.
Cuando se mira en el espejo, dijo, se siente como un reflejo de su hogar en la actualidad: sucio, hediondo y manchado.
“Ya no me siento como yo misma”, dijo.
Fuente: The New York Times en Español
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